marcelino cuevas | león 22/12/2012
Aldo Sanz es un poeta subterráneo, no porque camine bajo las aguas o la tierra, sino porque lleva sus versos muy escondidos, celosamente guardados tras su apariencia bohemia. Hombre de sonrisa bonachona y larga melena gris, transita por la vida en cálido silencio, cocinando sus emociones a fuego lento y poniendo en ellas un corazón que palpita sobre la plancha ardiente de la vida para que el poeta, que a veces porta con desenvoltura un misterioso gorro negro, los pase ligeramente por la literatura…. vuelta y vuelta.
Un libro tan sencillo como intenso recoge los versos en los que Aldo Sanz ha querido resumir sus vivencias infantiles. «La gran cruz -comenta- que todo lo ordenaba, el recuerdo a la iglesia omnipresente en aquellos años, la vieja mesa de lectura, la cacha de mi padre, la ceranda y la paca de hierba del trabajo en el campo… y muchos ojos, ojos vigilantes, ojos críticos, ojos acechantes, las mil miradas ante las que el niño tenía que encerrarse en sí mismo». Todos estos elementos figuran en una inspirada instalación que llena una de las cuatro salas que el CLA (palacete de Independencia) ha dedicado a esta exposición. Y dentro de ella Aldo propone una performancesonora titulada Círculos. Utiliza el espacio como elemento contenedor donde se ordenan con la máxima sutileza y mimo el conjunto de componentes objetuales y textuales que la dotan de una intensa carga poética y de rememoración familiar.
En otras dos salas las paredes se cubren con los versos del poeta, escritos con florida caligrafía y quizá auténtica pluma de ave. Y a su lado, el monumento plástico de quien le acompaña en este viaje, Esteban Tranche. Mientras Aldo ha querido sumergir su Mano en río, en la corriente de agua de la existencia, que nunca vuelve atrás, Tranche habla en sus pinturas de un paseo Entre sombras de luna. «El trabajo importante es el de mi amigo Aldo. Yo, simplemente le acompaño con mis pinturas, inspiradas en sus versos. Hacemos así un viaje en cierta forma unidos pero transitando siempre por sendas paralelas», afirma el pintor.
Austeridad cromática
«Esteban Tranche -explica Luis García, comisario de la muestra- e tomó como punto de referencia y reflexión los poemas de Aldo Sanz, para germinar todo un amplio mundo sugerente de imágenes que entroncan con su última etapa pictórica, pero en esta ocasión, desde la máxima austeridad cromática que transita entre territorios de gran sutileza que van del blanco al negro. La alegoría del fluir lento y acompasado de las líneas que se entrecruzan sobre un espacio denso y atmosférico, en el cual el efecto de trasluz se convierte en protagonista en gran parte de las ocasiones, dota a las composiciones de un sentido intensamente poético y oriental. Hecho que parece contraponerse en cierto modo al sentido estrictamente constructivo, pétreo, frío, austero, pero substancialmente humano y vital de los poemas de Aldo».
En la cuarta sala dedicada a la muestra, se presenta una vídeo proyección, editada y producida por Vicente García, en la cual varios artistas y personajes próximos al poeta interpretan algunos poemas del libro: Antonio Gamoneda, Esteban Tranche, Castorina, Herminia de Lucas, Juan Rafael Álvarez, Eloísa Otero, Ana García, Karlos Viuda, Ángel Abajo, Román Zotes Trapiello, Tomás, Sánchez Santiago, Ildefonso Rodríguez, Isabel Lucio Villegas, María José Álvarez, Víctor M. Díez, Guadalupe, Amancio González, Alba N. Bulnes y Joaquín Pérez Otero.
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