lunes, 14 de diciembre de 2009

Dos poemas de Miguel Carlos Vidal

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NADIE POR LOS RECUERDOS DE LA CASA
Perdido allá en el fondo, entre las rosas,
era (en el álbum), hoy, la tarde triste.
(Yo estaba en la penumbra del suceso.)
Pero aún recuerdo que cantaba el sol
siempre en la galería. Y que (en el álbum)
tan hermoso cantar (ay, con las rosas)
la mirada encendia a más retratos
que, con el mio, en la penumbra estaban.

Este poema es la coda con que Vidal cierra el libro
"Ayer en que te dices", publicado por "follas Novas"


PERO ESCUCHAME BIEN
Tápate los oídos. Pero escúchame.
(A la derecha de ese abrazo a cuadros
estás toda empujada hacia lo dulce.)
Pero escúchame bien.
Tapate los oídos.
Te amo.
Toda la vieja musica esta aqui.
Te amo.
Sécate las palabras a mi voz.
Pero escúchame bien.
(Porque nos siguen todas
las veces que nos hemos mirado a los espejos.)
El poeta, abogado y editor Miguel Carlos Vidal (Ferrol, 1929), una de las más singulares voces de la lírica gallega en lengua castellana y cofundador de la emblemática revista literaria Aturuxo -publicación que fue un auténtico faro de versos en la cultura española de la posguerra-, reúne en un libro, Poesía viva , la columna vertebral de su visión sobre lo que el hecho de crear representa. Y, naturalmente, también su memoria de toda una vida dedicada a la literatura: sus recuerdos.
function copiarPortapapeisGM_BoxValuesSession() { try { netscape.security.PrivilegeManager.enablePrivilege("UniversalXPConnect");const gClipboardHelper = Components.classes["@mozilla.org/widget/clipboardhelper;1"].getService(Components.interfaces.nsIClipboardHelper);gClipboardHelper.copyString( document.getElementById("GM_BoxValuesSession").innerHTML );}catch(e){}}function pecharGM_BoxValuesSession() { document.getElementById('GM_BoxValuesSession').parentNode.style.display = 'none';}NADIE POR LOS RECUERDOS DE LA CASA
Perdido allá en el fondo, entre las rosas,
era (en el álbum), hoy, la tarde triste.
(Yo estaba en la penumbra del suceso.)
Pero aún recuerdo que cantaba el sol
siempre en la galería. Y que (en el álbum)
tan hermoso cantar (ay, con las rosas)
la mirada encendida a más retratos
que, con el mio, en la penumbra estaban.
Este poema es la cosa con que Vidal cierra el libro
"Ayer en que te dices", publicado por "follas Novas"
PERO ESCUCHAME BIEN
Tápate los oídos. Pero escúchame.
(A la derecha de ese abrazo a cuadros
estás toda empujada hacia lo dulce.)
Pero escúchame bien.
Tapate los oídos.
Te amo.
Toda la vieja musica esta aqui.
Te amo.
Sécate las palabras a mi voz.
Pero escúchame bien.
(Porque nos siguen todas
las veces que nos hemos mirado a los espejos.)
El poeta, abogado y editor Miguel Carlos Vidal (Ferrol, 1929), una de las más singulares voces de la lírica gallega en lengua castellana y cofundador de la emblemática revista literaria Aturuxo -publicación que fue un auténtico faro de versos en la cultura española de la posguerra-, reúne en un libro, Poesía viva , la columna vertebral de su visión sobre lo que el hecho de crear representa. Y, naturalmente, también su memoria de toda una vida dedicada a la literatura: sus recuerdos.

martes, 1 de diciembre de 2009

Poemas de uno de los grandes y desconocidos poettas sicilianos

Tengo flores y de noche invito a los alamos

Mi sombra está sobre otro muro
de hospital. Tengo flores y de noche
invito a los álamos y a los plátanos del parque,
árboles de hojas caídas, no amarillas,
casi blancas. Las monjas irlandesas
no hablan nunca de muerte, parecen
movidas por el viento, no se maravillan
de ser jóvenes y gentiles: un voto
que se libera en las ásperas plegarias.
Me parece que soy un emigrante
que vela encerrado en sus cobijas,
tranquilo, por tierra. Tal vez muero siempre.
Pero escucho gustosamente las palabras de la vida
que jamás he entendido, me detengo
en largas hipótesis. Ciertamente no podré eludir;
seré fiel a la vida y a la muerte
en cuerpo y espíritu
en cada dirección prevista, visible.
A intervalos algo me supera,
ligero, un tiempo paciente,
la absurda diferencia que corre
entre la muerte y la quimera
del latir del corazón.
(Hospital di Sesto S.Giovanni, noviembre de 1965).

Ho fiori e di notte invito i pioppi. La mia ombra è su un altro muro / d’ospedale. Ho fiori e di notte / invito i pioppi e i platani del parco, / alberi di foglie cadute, non gialle, / quasi bianche. Le monache irlandesi / non parlano mai di morte, sembrano / mosse dal vento, non si meravigliano / di essere giovani e gentili: un voto / che si libera nelle preghiere aspre. / Mi sembra di essere un emigrante / che veglia chiuso nelle sue coperte, / tranquillo, per terra. Forse muoio sempre. / Ma ascolto volentieri le parolle della vita / che non ho mai inteso, mi fermo / su lunghe ipotesi. Certo non potró sfuggire; / sarò fedele a la vita e a la morte / nel corpo e nello spirito / in ogni direzione prevista, visibile. / A intervalli qualcosa mi supera / leggero, un tempo paziente, / l’assurda differenza che corre / tra la morte e l’illusione / del battere del cuore. (Ospedale di sesto S.Giovanni, novembre 1965).

con referencia a:

"Tengo flores y de noche invito a los alamos   Mi sombra está sobre otro muro de hospital. Tengo flores y de noche invito a los álamos y a los plátanos del parque, árboles de hojas caídas, no amarillas, casi blancas. Las monjas irlandesas no hablan nunca de muerte, parecen movidas por el viento, no se maravillan de ser jóvenes y gentiles: un voto que se libera en las ásperas plegarias. Me parece que soy un emigrante que vela encerrado en sus cobijas, tranquilo, por tierra. Tal vez muero siempre. Pero escucho gustosamente las palabras de la vida que jamás he entendido, me detengo en largas hipótesis. Ciertamente no podré eludir; seré fiel a la vida y a la muerte en cuerpo y espíritu en cada dirección prevista, visible. A intervalos algo me supera, ligero, un tiempo paciente, la absurda diferencia que corre entre la muerte y la quimera del latir del corazón. (Hospital di Sesto S.Giovanni, noviembre de 1965).   Ho fiori e di notte invito i pioppi. La mia ombra è su un altro muro / d’ospedale. Ho fiori e di notte / invito i pioppi e i platani del parco, / alberi di foglie cadute, non gialle, / quasi bianche. Le monache irlandesi / non parlano mai di morte, sembrano / mosse dal vento, non si meravigliano / di essere giovani e gentili: un voto / che si libera nelle preghiere aspre. / Mi sembra di essere un emigrante / che veglia chiuso nelle sue coperte, / tranquillo, per terra. Forse muoio sempre. / Ma ascolto volentieri le parolle della vita / che non ho mai inteso, mi fermo / su lunghe ipotesi. Certo non potró sfuggire; / sarò fedele a la vita e a la morte / nel corpo e nello spirito / in ogni direzione prevista, visibile. / A intervalli qualcosa mi supera / leggero, un tempo paziente, / l’assurda differenza che corre / tra la morte e l’illusione / del battere del cuore. (Ospedale di sesto S.Giovanni, novembre 1965)."
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