domingo, 30 de septiembre de 2012

Tal vez vosotros sabéis, poema de Ángel Guindos

 Ángel Guinda Tal vez vosotros sabéis

No sé, escucho himnos dentro de las lágrimas.
Tuve una casa con ventanas en el techo:
veía tiburones, cordilleras, trenes volar.
Tal vez vosotros sabéis, yo sólo canto.
No sé bien qué es la paz:
llegué tarde a la guerra.
La tempestad está tras la montaña,
sobrellevo el estruendo de su luz.
Tal vez vosotros sabéis, yo sólo canto.
Tiemblan mis pies
cuando retumba el eco del silencio,
no sé si las palabras tienen sangre.
Tal vez vosotros sabéis, yo sólo canto.
No sé por qué se tambalea el vértigo
cuando miro las cúpulas,
pero noto en mi pecho borboteos de petróleo.
Tal vez vosotros sabéis, yo sólo canto.
Mi país es un rompecabezas,
al más mínimo golpe se desvertebrará:
ya no tendré país.
Tal vez vosotros sabéis, yo sólo canto.
Desde el avión veía sobre el mar
manadas de elefantes petrificados,
dromedarios tendidos, sombras de cocodrilos:
me dijeron que eran islas griegas.
Tal vez vosotros sabéis, yo sólo canto.
Huyo, siempre huyo: acaso tras las puertas
que arrancan sus bisagras, sus cerrajas
y, a lomos de las llamas, corren irrefrenables
para aclamar a los ladridos del mar.
Tal vez vosotros sabéis, yo sólo canto.
La poesía debe ser extrema,
estampido de mundos, abrazo de la pólvora,
escardar las tinieblas con antorchas,
trepanación de asombro y ebriedad.
Tal vez vosotros sabéis, yo sólo canto.
Yo no sé qué preguntan al sol los limoneros.
Ignoro los secretos de las algas y de las medusas.
Tampoco sé si esto es un poema
o una pequeña galería de hormigas.
Tal vez vosotros sabéis, yo sólo canto.

(de Caja de lava)

poesía violenta, (ANGEL GUINDA) o la necesidad de la poesía?




Manifiesto
POESÍA ÚTIL


Cansados, aburridos, decepcionados de la poesía que se escribe en la España de fin de siglo XX (con el justo respeto a las contadas excepciones redentoras), por instinto de resurrección poética decimos No. No queremos una poesía domada por las tendencias dominantes. Queremos una poesía en estado salvaje, libre. No queremos una poesía aséptica, de sonsonete, mimética. No queremos poemas de tubo de ensayo, ni poemas lúdicos que camuflan la trampa. No queremos una poesía profesoral escrita por doctos iniciados para los elegidos de la secta. Arremetemos contra la abulia, contra el sopor, contra la palabrería, contra el ombliguismo lingüístico, en un mundo que se descompone por la carcoma de su incapacidad para pensar y repeler la agresión de la Gran Anestesia. Rechazamos la poesía elaborada para obligar al lector a estudiar el diccionario, la poesía personalista de valor terapéutico exclusivo para su autor, la poesía de fanatismo culturalista y esteticista, la humorada, la banalidad de pensamiento y la frivolidad en el tratamiento de los sentimientos y las emociones. Abajo la poesía de hueco alarde ingenioso, voz impostada y palabra estéril.

Propugnamos una poesía heredera de la tradición mejor asimilada, abierta a caminos nuevos en la forma y en los temas. Una poesía sencilla, clara, rotunda, directa, honda, intensa y grave, cargada de intención. Que atraviese la inteligencia, queme en los ojos y en los oídos, estrangule el corazón, produzca escalofrío en el conocimiento y fustigue la conciencia agitándola, haciéndola reaccionar, moviéndola a la reflexión y a la acción. Una poesía habitable, testimonio radicalmente sincero de la experiencia vital e intelectual, de nuestra convivencia con la realidad del existir y con la idea de la muerte. Defendemos una poesía útil que, además de objeto de belleza, sea sujeto de conducta. Que sirva al ser humano: moralmente, para vivir; culturalmente, para ensanchar y afianzar su saber; y estéticamente, para gozar. Una poesía que tenga los pies en la tierra, comprometida con el destino de las mujeres y hombres de su tiempo. Que busque elevar el lenguaje coloquial a la categoría de lenguaje poético, y consiga que la verdad particular de su mensaje alcance validez universal. A esta poesía (firma en su poder de insinuación y de sorpresa) conviene una mínima dosis de didactismo que haga eficaz su interés por regenerar los valores del espíritu y del arte, así como su afán rehabilitador de la imaginación, la voluntad, la sensibilidad y la razón crítica de unos lectores cuya recuperación hemos de demostrar merecer sin otras armas que la propia obra.

Ángel Guinda
 

ÁNGEL GUINDA
MANIFIESTO  “POESÍA VIOLENTA”
Ángel Guinda, premio de las Letras Aragonesas de 2006, leyó esta misma semana en Madrid su último manifiesto lírico:”Poesía Violenta”.
El cerebro es el campo de batalla de toda transformación. La juventud ha encendido una revolución sin erre: creo en la juventud y en las evoluciones.
Demasiada asepsia, condescendencia con la debilidad de pensamiento y del Poder, vulgaridad, verborrea, palabra hueca. Demasiada mierda y demasiada miel. Demasiados libros que apenas sirven para calzar mesas cojas. Demasiados prosetas y muy pocos poetas.
Violencia es violencia. Pero hay una violencia negativa, cuyo objetivo es la destrucción por la destrucción; y una violencia creativa, cuyo reto es aniquilar destrucción: construir destruyendo.
La mediocridad es violencia, brutal agresión al espíritu y al progreso. La banalidad es violencia. La incultura es violencia. La insensibilidad es violencia. Postergar el talento es violencia. El plagio es violencia. La explotación es violencia. Violencia la desigualdad, la intolerancia, la injusticia. Violencia la avaricia, la corrupción, el saqueo, la usura. También la alienación, la ausencia, la soledad, la depresión, la indiferencia, la insolidaridad. Es  violencia tener que resistir para existir. Las dictaduras, el fanatismo religioso, el maltrato, el hambre y a la guerra son violencia. Violencia la contaminación, la enfermedad, el dolor y la muerte.
La verdad, la palabra, la belleza, la alegría, la emoción el amor han de ser violencia. Violencia reactivadora de conciencias y movilización al compromiso. Violencia en la expresión y en la comunicación.
Porque el arte ayuda al ser humano a sobrevivir, la poesía tiene que ser absolutamente violenta para contribuir a esa supervivencia.
                                                                                                                             ÁNGEL GUINDA
Del  Suplemento “ARTES & LETRAS”, de Heraldo de Aragón,  12 de Enero de 2012, pag.3 .


APUNTES HACIA UNA POÉTICA


El arte está a mitad de camino entre la rebelión y la revelación.

El arte hace mejor al ser humano, por ello el ser humano ha de mejorar el arte.

El artista debe rajar el espacio para ver más allá.

El arte ayuda a sobrevivir.

Lejos de obsesionarse con la cultura, el artista debe convertir en cultura sus propias obsesiones.

En arte, hacer es deshacerse, destruir es crear.

El creador debe desubicarse, ser un desinstalado.

No tenga el creador más compromiso que la independencia de su creación. En boca alguna como en la suya suena mejor ni más hermosa la palabra no.

Tradición es herencia.

La tradición enriquece más a quien mejor sabe asimilarla.

La originalidad consiste en el reconocimiento de los propios orígenes.

Se inventa lo que se conoce.

La belleza es siempre una aparición.

La palabra es un ser vivo.

La palabra es la casa de las cosas.

Ser palabra como ser humano.

Las palabras son semillas cargadas con el silencio de los mundos.

Si tienes una palabra ya tienes un mundo, pero tienes también infinidad de mundos en cada palabra que no tienes.

En una época enferma la palabra debe hacerse hospital.

Se canta con la exaltación del silencio interior.

Hacer vida la palabra.

Hacer palabra la vida.

La palabra destinada a permanecer llega tarde respecto a su hoy y acaso pronto respecto a su mañana.

La palabra condenada a permanecer oyó a tiempo, y en vida de quien la pronunció, el fragor del silencio como un éxito suave celebrado a solas.

Escribir es cribar.

Callar la forma con el fondo exacto.

Escribir como se vive.

Escribir como se es.

Escribir lo necesario.

Escribir es reconocerse en lo desconocido.

Escribo contra la realidad, no sobre ella.

Escribo para exorcizarme.

Convertir la realidad en sueño.

No escribo porque no me leo.

En un país en el que se lee con las orejas lo mejor es escribir a dentelladas.

Cuanto no es destrucción, obstruye.

La creación poética es un acto de destrucción.

Construir destruyendo.

Pues crear es creer, ya sé por qué destruyo.

La poesía es Palabra sin apenas palabras.

El mundo cabe en la palabra mundo.

La poesía es palabra de música.

La palabra poética es el eco de un monólogo; el silencio: la corporeidad de la palabra en soledad.

El fondo de la forma: Poesía.

La poesía es una pregunta a todas las respuestas.

La poesía se escribe con palabras, sí; pero las palabras se escriben con ideas, las ideas se escriben con vida, la vida es escribe contra la muerte.

La poesía es la tumba del poeta.

La poesía me sale de afuera, tras un proceso de metabolismo implosivo.

Antropoema: poema cuyo tema es un caso humano.

El poema soy yo fuera de mí, el mundo que me invade haciéndome estallar.

Ser poeta no es una profesión. Ser poeta es una posesión.

El poeta es un desterrado del mundo en la palabra.

El poeta es un ciego iluminado.

El poeta ve voces.

La sombra del asombro.

El poeta -ese hijo inadaptado el mundo, cuya verdad las bestias nunca escuchan- lleva en sus pies las nubes, un abismo en su frente, y oye siempre otros pasos. Cerca está de nosotros, pero es inalcanzable: condenado a ir más lejos aún que la lejanía.

El poeta sólo está solo.

El poeta no debe recluirse en sí mismo como en un laboratorio para elaborar su obra. Desde la vida, y desde su tiempo y contratiempos, ha de hacer, con la mayor naturalidad ética y estética, de su obra un laboratorio.

Ser un poeta puro que sigue escribiendo poesía impura.

La inspiración, ese trallazo de luz en las tinieblas de la inteligencia.

Todo retrato es una descripción; cada autorretrato, una confesión.

Escribo para no morir; sin embargo, me quito la vida en todo lo que escribo.
Leo para engañarme. Escribo para decirme la verdad. Mas la verdad y la mentira no existen. Leo y escribo para no existir.

Tengo miedo a leer, tengo miedo a escribir. Las palabras aparecen para desaparecerme.

Soportable es una vida sin poesía, la poesía sin vida me es insoportable.

No es misión de un poeta lírico transformar el mundo sino poetizarlo.

Poesía útil: objeto de belleza y sujeto de conducta.

Mi poesía es un testimonio de la convivencia del ser humano con la muerte.

¿Toda retractación es un suicidio?

En cada retractación yo me retrato.

(Defensa del derecho a retractarse). Traidores estudiosos y críticos infieles; si, en beneficio propio, exhumáis del olvido las obras que sus autores rechazaron, caiga sobre vosotros la maldición de sus espíritus.

Creamos a fuerza de aniquilaciones.

La creación de mi obra es la obra en destrucción.

Una obra que no muera cuesta una vida.

Cuando está de moda la moda, los clásicos son la resistencia.

Todo escritor hace una obra, pero hay obras que deshacen a su autor.

Cuando aún no escribía, pensé que viviría de mis versos. Ahora sé que moriré de ellos.

Crear una obra, construir un mundo, a pesar de todo lo leído, de todos los mundos destruidos.

Unos escriben para matar, otros para no morir. Máscara del dolor es la memoria. Se escribe porque se recuerda. Hay quien escribe para olvidar, y quien lo hace para reconstruir el mundo. Únicamente los elegidos se destruyen en su propia creación.

La diferencia entre el creador que ha de quedar y el que no quedará está en que aquél ya se ha ido, en tanto que éste necesita afirmar su presencia.

No me importa que me olviden, porque yo no me olvido.

Por el bien de tu obra, líbrate de la fama y del éxito.

El triunfo te ayuda a ser un poco más imbécil. El fracaso te enseña a resistir, que es el grado sublime de la existencia.

No te obstines en perseguir el éxito fácil, la fama perecedera. Sé exigente en todo aquello que ha de sobrevivirte, representándote.

Va todo tan deprisa. Ve muy despacio tú, si aspiras a quedar.

No pretendas que conozcan tu obra y te conozcan. Consigue reconocerte en ella, aunque no la conozcan los demás, aunque te desconozcan.

No escribo porque no me leo.

La gloria no se mendiga ni se conquista, se alcanza.

Que la lectura eclipse a la leyenda.


Ángel Guinda