lunes, 10 de febrero de 2020

» “El trabajo de la poesía no es comunicar”. Entrevista a Mario Montalbetti

» “El trabajo de la poesía no es comunicar”. Entrevista a Mario Montalbetti






Por Julián Berenguel y Julián Forneiro
Crédito de la foto (izq.) Añosluz Ed. /
(der.) Augusto Munaro


“El trabajo de la poesía no es comunicar”.

Entrevista a Mario Montalbetti



Julio de 2018. La ciudad de Buenos Aires recibe al poeta y lingüista peruano Mario Montalbetti* con motivo de la publicación de su libro Apolo Cupisnique por primera vez en Argentina, editado por Añosluz Editora y presentado en La Coop Librería. Unas semanas después de su paso por el país, conversamos por mail sobre su trayectoria, sus influencias y su visión de la poesía.

 Entrevista


Julián Berenguel y Julián Forneiro [JB y JF]: ¿Cómo empezaste a escribir? ¿Fue una necesidad?
[MM]: No, no fue una necesidad. Fue el placer de descubrir que con el poema podía alterar simbólicamente el mundo, mi mundo cotidiano, mis viajes en colectivo, la escuela, y más adelante, mis desengaños amorosos, políticos, etc. Comencé a escribir cuando descubrí ese placer. Ahora se ha vuelto un hábito adquirido del que no me puedo librar.


[JB y JF]: ¿Cómo fue tu juventud? ¿La poesía tuvo lugar en esa etapa de tu vida?
[MM]: Fue una juventud de encierros: en mi habitación, en mis lecturas, en mi imaginación; una juventud para nada “abierta al mundo”. Era, soy, eminentemente antisocial. Mis primeros poemas (vistos de afuera, también pueden verse como una forma de encierro) deben datar de cuando yo tenía unos 14 o 15 años. El placer de escribirlos es lo único que rescato de ellos. Los poemas eran entendiblemente inmemorables.


[JB y JF]: ¿Cómo fue la experiencia de la revista Hueso Húmero?
[MM]: Fue una idea original de Abelardo Oquendo y Mirko Lauer: tratar de ofrecerle a un medio esencialmente desconectado de los debates literarios y estéticos como era Lima (y el Perú) textos de creación y crítica que alentaran el debate de ideas y su práctica. Yo me sumé desde un inicio al proyecto (hace ya casi 40 años) y he participado desde entonces en la edición de la revista. Es cierto que ahora todo está mejor interconectado, pero discernir cuáles son los debates y las discusiones importantes sigue siendo una de las misiones de la revista. Creo que ha sido una experiencia muy valiosa, no sólo en términos personales sino también para sus lectores.

El poeta Mario Montalbetti.

[JB y JF]: ¿La poesía comunica?
[MM]: Hay un sentido banal en el que “todo comunica”, el fútbol, un viaje a la playa, el aleteo de un colibrí… y entonces ¿por qué no un poema? Pero, no. El trabajo de la poesía no es comunicar. ¿Por qué? Porque el poema es una forma de pensamiento que no se basa en transmitir información sobre objetos. Ni, estrictamente hablando, en producir conocimiento. El poema descree tanto de los objetos como de com-prenderlos; si algo, trata de hacer es des-prenderlos. El poema trabaja con establecer flujos, circulaciones de algo que podríamos llamar sentido. No significado. Los significados siempre están atados a los objetos. Sino sentido, dirección. Por eso, creo que en un poema lo que dices no es tan importante como lo que le haces a la lengua. Todavía nadie sabe qué fue lo que dijo Vallejo en Trilce, pero sabemos qué le hizo al lenguaje. Y el lenguaje no volvió a ser el mismo.


[JB y JF]: ¿El poeta tiene un compromiso social?
[MM]: Igual que lo puede tener un bombero, un herrero, un campesino o un médico. Son los ciudadanos los que tienen compromisos sociales. No hay nada especial en el compromiso social o político de un poeta.


[JB y JF]: ¿Cómo ves la relación entre la literatura y la política en Perú? Pienso en Mario Vargas Llosa, en César Vallejo.
[MM]: Lo pondría al revés. ¿Cuál es la relación de la literatura y la política con Vargas Llosa? La respuesta es obvia: ninguna. El caso de Vallejo es distinto. Lo que la literatura le debe a Vallejo es inconmensurable. ¿Le debe algo la política a Vallejo, al poeta Vallejo? No lo sé. Tal vez no. Regreso a mi respuesta anterior. No obstante, es cierto que, como dice Badiou, la mayoría de los grandes poetas contemporáneos son o han sido de izquierda si no directamente comunistas. Es más fácil encontrar novelistas políticamente conservadores que poetas. Eso debe querer decir algo, ¿no?


[JB y JF]: ¿Qué pensás sobre la poesía vanguardista de Perú? Carlos Oquendo de Amat, por ejemplo.
[MM]: ¡Eso sí fue hacerle algo al lenguaje! Los vanguardistas lo tasajearon, lo rayaron con alambre de púas, le dibujaron el lomo con grafitis, lo inflaron de mayúsculas… y Oquendo estuvo en la vanguardia de la vanguardia. Pero ya no se puede hacer lo mismo. Ese efectismo ya está trillado. Hay que buscar formas nuevas, nuevas formas de hacerle algo al lenguaje.


[JB y JF]: ¿Conocés o leés la poesía joven que se está escribiendo en América Latina?  En caso de que sí, ¿qué opinión te merece?
[MM]: No la conozco. Sólo autores aislados. Por ejemplo, me entusiasma lo que hacen Gerardo Jorge, Bitar y Álvaro Urrutia en Argentina. Conozco parte de lo que se hace en el Perú (en realidad, en Lima). Pasan cosas interesantes. Puede gustarte más o menos, pero es en la escritura de la gente joven donde están pasando cosas. En el Perú, pienso en la generación de Manuel Fernández y más jóvenes; Rosa Granda, los hermanos Vera, Valeria Román, la gente del colectivo Sub-25. Hay que prestarle atención a eso.


[JB y JF]: Hay poemas en los que mencionás a Rainer Maria Rilke y a Derek Walcott. Además de ellos, ¿quiénes considerás que son tus influencias?
[MM]: Ni Rilke ni Walcott influenciaron en mi escritura, creo. Al menos no de manera directa. No escribo como ellos. Me hubiera gustado mucho poder escribir como ellos pero no lo hago, no puedo hacerlo, no me sale. Incluyo también a Heaney en todo esto. Pero, sin duda, ellos enseñaron qué se podía hacer con y en un poema y eso es impagable. Influencias más directas creo que han sido las cuartetas chinas (Tang), esa maravillosa generación estadounidense de Lowell, Creely, Olson; también la obra de Joseph Brodsky; y en el Perú, Cisneros e Hinostroza.


[JB y JF]: En Buenos Aires hablaste de que la novela está muerta, ¿llegará el día que a la poesía le pase algo parecido?
[MM]: El día en que la poesía haya muerto será el día en que celebrarán el triunfo final del capitalismo. Falta infinitamente mucho para eso.


[JB y JF]: Hay algunos poemas tuyos que están dedicados, ¿qué significa para vos el acto de dedicar un poema?
[MM]: Es un gesto de amistad, de afecto, de cariño hacia el dedicado o la dedicada.


[JB y JF]: ¿Qué importancia tiene para vos el amor y cómo lo materializás en tu poesía?
[MM]: Lacan dijo, “amar es darle lo que no tienes a alguien que no lo necesita”. Entonces, otra frase de Lacan: “el amor es imposible, pero es mutuo”. Creo que esas dos frases expresan, exactamente, el problema del poema.

Dibujo del poeta Mario Montalbetti

5 poemas de Mario Montalbetti


Himno


Todavía quedan días en los que me digo:
hay un lugar que puedo hacer mío,
un café, por ejemplo, que puedo reclamar
como propio, luego de tantos excesos

o un terreno baldío en las afueras.
Pero eso sólo quiere decir que hay objetos
que me encuentran familiar, inanimado.
Mi anhelo es retórico: no espero afecto

de las cosas. Por eso mismo admiro
dos incomodidades: las sillas de madera
y las letras. En cambio, los poderes y la lujosa
circulación del guiso me dejan indiferente.

No en la explicación sino en la soledad
deseo usar estas palabras: yo no soy de acá.
 


Poema en homenaje al V Congreso Nacional de Filosofía del Lenguaje,

Huampaní 26-28 de junio del 2010


¿cuál es la diferencia entre una vaca y el lenguaje?

una vaca
¿qué es una vaca?

una vaca pace al lado del camino

el camino da un rodeo
y lleva hasta el granero

la vaca cruza el camino
sin rodeos

el lenguaje no puede hacer eso
 


Como Walcott


Escribo a mano con un lápiz Mongol Nº. 2 mal afilado
apoyando hojas de papel sobre mis rodillas.
Ésa es mi poética: escribir con lápiz es mi poética.

Si alguien pregunta como quién quiero escribir
respondo «como Walcott». Ésa también es mi poética.

También, esperar a que ella me muerda el cuello
es mi poética. La salobre oscuridad del mar, la insistencia
de sus golpes y el aire húmedo encima, lleno de pliegues,
es mi poética. Ella pregunta como quién quiero escribir
y yo respondo «no sé, como Walcott»: O más bien

mi poética es di algo visceral de una buena vez,
como en la ópera, sin esperar que ocurra una muerte
especialmente interesante al final: es mi poética.
Lo del lápiz mal afilado es indispensable para mi poética.
Sólo así quedan marcas en las hojas de papel
una vez que las letras se borran y las palabras ya no
se entienden o han pasado de moda o cualquier otra cosa.
 


Biografía


Nací hace más de cincuenta años y lejos.

Viví temprano la soledad del río. A este hecho
se refiere mi frase: «que todo sea en otro sitio».

Decliné una invitación y luego otra,
hasta que se cansaron de invitarme.
Pero viajé y desprecié los viajes.

En los acuarios engañé a los peces; hablé
sin ungüentos y sin deseo, evitando por simetría

la verdad y la mentira. Sugerí, más bien,
desgracias; pero no se cumplieron.

Me burlé del maestro. Ataqué el cine
que comparé con los animales a rayas.

Por doquier percibí una gran rigidez.
Eso me alejó de las urbes.

Me busqué a mí mismo
y me hallé a mí mismo
y me hallé a mí mismo, sonso.

Elogié una sola cosa a cambio de todo
y luego la negué caminando bajo palmeras.

Llegué a la inevitable certidumbre de que el devenir
me alcanzaba en olas serias.

Nada es. Tal vez el fuego es. Busqué leyes.
 


Despachos desde el consulado peruano en Tucson


Llueve. Mi hijo filma la lluvia.

Le digo que hay una montaña
…..detrás de la niebla.
No me cree. Responde en sorna
que hay un oso negro
…..detrás del árbol.

Aún no sabe qué es un pacto simbólico.

Cada vez que dibuja una jaula
el ave ha huido, el agua está limpia
…..y la lechuga está picoteada.

Llueve. Mi hijo canta
(no sé de quién soy padre en un día así)

sus piernas blancas cuelgan hasta el suelo.





*(Callao – Perú, 1953). Poeta y ensayista. Lingüista por la Pontificia Universidad Católica del Perú y PhD en Lingüística por el Instituto Tecnológico de Massachusetts (EE.UU.). Es cofundador de la revista cultural peruana Hueso Húmero. Actualmente, sus investigaciones se concentran en las relaciones entre metalingüística y metapsicología; y se desempeña como profesor asociado de lingüística en la Universidad de Arizona (EE. UU.) y en la Pontificia Universidad Católica del Perú, así como profesor visitante en las Universidad de California (EE. UU.) y Cornell (EE. UU.). Ha publicado en poesía Perro Negro, 31 Poemas (1978), Fin Desierto (1997), Llantos Elíseos (2002), Cinco Segundos de Horizonte (2005), 8 cuartetas contra el caballo de paso peruano (2008), Apolo cupisnique (2012 y 2018), Lejos de mí decirles (poesía reunida, 2013), Vietnam (2014), Simio meditando (ante una lata oxidada de aceite de oliva) (2016), Fin desierto y otros poemas (2018) y Notas para un seminario sobre Foucault (2018); y en ensayo Lacan arquitectura (en colaboración con Jean Stillemans, 2009), Cajas (2012), Cualquier hombre es una isla (2014) y El más crudo invierno. Notas a un poema de Blanca Varela (2016)

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