Scholem (poema sobre Kafka)
¿Nos hemos apartado totalmente de ti?
Dios mío, ¿no nos está reservado
ni un hálito de tu paz,
de tu mensaje, en esta noche?
¿Puede haber expirado tu palabra
así en el vacío de Sión?
¿Ni siquiera se ha introducido
en este reino mágico de apariencia?
Casi consumado hasta el techo
está ya el gran engaño del mundo
Concede Dios, que despierte aquél
al que tu nada penetró.
Sólo así la revelación ilumina
el tiempo que te condenó,
sólo tu nada es la experiencia
que puede obtener de ti.
Sólo así entra en la memoria
la enseñanza que rasga la apariencia:
el más seguro legado
del tribunal oculto.
En la balanza de Job nuestro lugar
fue medido con precisión
sin consuelo como el Día del Juicio
hemos sido conocidos a fondo.
En instancias infinitas
se refleja lo que somos.
Nadie conoce el camino
cada trayecto nos ciega.
A nadie le puede ser provechosa la salvación,
esta estrella está demasiado alta
y si también tú hubieras llegado allí,
te obstaculizarías a tu mismo el camino.
Entregada a merced de los poderes
que ya no están dominados por la súplica,
no puede desplegarse ninguna vida
que no se hunda en sí misma.
Del centro de la destrucción
A veces surge un rayo,
mas ingenuo señala la dirección
que nos ordenó la ley.
Desde que este triste conocimiento
permanece intocable ante nosotros,
se ha rasgado súbitamente un velo,
Dios, ante tu majestad.
Tu proceso comenzó en la tierra,
¿concluye ante tu trono?
Tú no puedes ser defendido
ahí no vale ninguna ilusión.
¿Quién es el acusado?
¿tú o la criatura?
Si alguien te lo preguntara
sólo te hundirías en el silencio.
¿Puede hacerse una pregunta así?
¿Es indeterminada la respuesta?
Ay, tenemos que vivir, sin embargo,
hasta que nos interrogue tu tribunal.
Gershom Scholem, Poema didáctico (1934) en Walter Benjamin/Gershom Scholem, Correspondencias 1933-1940, Ed. Taurus, 1980. Trad. Rafael Lupiani y Begoña Lloret.
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