lunes, 23 de enero de 2017

Jacques Roubaud, tres poemas

Jacques Roubaud, tres poemas








De entre muchos poemas
Había uno
Del que nada lograba recordar
Salvo haberlo compuesto
En otro tiempo
Al bajar por esta calle
Por el lado de los números pares de esta calle
Bañada por un limpio rocío
Calle de tiendecitas persistentes
Entre el siniestrado Sena y el hospital
Un poema escrito con mis pies
Como compongo siempre los poemas
En silencio y andando en mi cabeza
Pero nada recuerdo
Si no es la luz la calle y el azar
Que hizo entrar en el poema
La palabra "respeto"
A la que no acostumbro hacer vibrar
En las páginas mentales de la poesía
Fuera de ella no hay nada
Y esa palabra esta palabra que está quieta
Da fe del cese de la calle
Como un árbol que el espacio olvidó.

(Traducción colectiva de Francisco Castaño, José Luis del Castillo, Jesús Munárriz, Jorge Riechmann, Ada Salas y Jenaro Talens)


Siete [Go84]

El tiempo huye del tiempo, el tiempo es como larva
El tiempo es lo inconsciente de la tierra parada
El tiempo es mirada el tiempo es transparencia
A los muertos a la pasión a las falsas pruebas
Duración de hombre solo duración de mujer sola
Luces de la luz de la ausencia
La alianza no es más que brevísima espuma
Veloz luego enseguida las olas se separan
El tiempo es luz rojiza el tiempo es la sombra
El tiempo es esta escritura que se enciende
En las páginas en las lenguas de azar
El tiempo el tiempo es hormiga el tiempo es número
Acerca los reflejos los agita los mezcla
Borra el hombre y a la mujer, las infancias

(Traducción de Enrique Moreno Castillo)


Algo negro

No puedo escribir de ti más verídicamente que tú misma.
No es que sea incapaz por naturaleza, sino que la verdad de ti,
la has escrito.
Y porque tú escribías para ser leída sólo después de muerta,
porque la he leído, contigo muerta, y hecho mía,
esa verdad es la más fuerte de todas.
No podré ir más allá.
Lo que guardo de ti, y que sólo a mí me incumbe, no es del orden
de la verdad, sino de la física:
Tacto de las rodillas a la frente, sabor de cerveza en la lengua,
perfume en los brazos, debajo, vista y voz, de lejos, me abrasan:
circuitos que no se apagarán. Aún no.
Eso es sólo mío, y con razón.
Sólo escribiré de ti desde mi propia altura.
O bien me acuesto y hago sombra.

(Traducción de Luisa Etxenike)





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