NADIE ESCUCHA A NADIE ESCUCHA A NADIE
/ / "LOS POEMAS COLGADOS"
Continuamos en TAM TAM PRESS con la sección de poesía antológica, denominada “LOS POEMAS COLGADOS” *, con textos de poetas muertos escogidos por Ildefonso Rodríguez y Eloísa Otero. El sexto autor que llega a esta sección es la poeta surrealista de origen egipcio y expresión francesa Joyce Mansour (Inglaterra, 1928-París, 1986). Amiga cercana de André Breton, colaboró en “Le surréalisme, même” y en el catálogo de la Exposición Surrealista de 1959-1960. Es una de las voces femeninas más decisivas de la poesía francesa, marcada por un erotismo sombrío, corroído por el humor. Su toma de partido por “la vida inmediata” se revela también en su carrera deportiva: fue especialista en salto de altura y campeona de carreras contra reloj. Su poesía fue ilustrada por pintores como Matta, Lam, Jorge Camacho, Alechinsky… Para la ocasión hemos escogido dos poemas, “La irrupción del bárbaro” y “Nadie escucha a nadie escucha a nadie”, traducidos por Ildefonso Rodríguez.
LA IRRUPCIÓN DEL BÁRBARO
Presiento mi muerte próxima
Aquí en el sofá sembrado de píldoras
Entre la leña seca
Y la consola vanidosa con florones muy dorados
Tu pulgar atravesará la película
Acosará al fugitivo con su pelliza almizclada tensa de carne rosa
Sé que acabaré llorando antes de que termine la cena
No quiero despertarme sola en el sofá
Perdida
Aquí en el sofá sembrado de píldoras
Entre la leña seca
Y la consola vanidosa con florones muy dorados
Tu pulgar atravesará la película
Acosará al fugitivo con su pelliza almizclada tensa de carne rosa
Sé que acabaré llorando antes de que termine la cena
No quiero despertarme sola en el sofá
Perdida
* * *
NADIE ESCUCHA A NADIE ESCUCHA A NADIE
Fulgurantes caballos salvajes de Europa
Caos de miembros rotos
Paredes movedizas
Soles
Adoquines sangrientos que lanzan manos ciegas
En la mayonesa
En el lodo
En la cloaca familiarmente abierta de par en par
En todo lo que se nombra y no se atreve a mostrarse
Dentro de mí tirita el árabe a cada peldaño de carne
Sumisa
Capaz de esperar mucho tiempo la triste arboladura prometida
Saludad oh amigos míos a la muerte sus huidas sus fusiones
Sólo para ella casi no hay zonas prohibidas
En la hoguera del amor pasión
Después
Cuando llega la noche
La noche la noche la tormenta
Vuelvo a mi juventud
El fósforo desenfrenado
El calor bestial
Las olas de la venganza permitida
La arena
El bostezo de la noche frágil
El éter
A la hora en que París se enciende
El animal libre corre aún bajo nuestros faros
El alma deliciosa
Allá en la carretera sexo sutil del desierto
La hermosa manzana velada ya no vomita su gusano
Claro de luna
Soy judía es verdad
Puedo aprender la libertad en la calle
Donde la infamia se pavonea
Maldigo en mí a la mujer que acepta
El rostro triangular del candado
Silencio
Escupo sobre los que escuchan
Detrás de sus pupilas nítidas
Sus braguetas pisadas por demasiados cerebros chiflados
Sus puertas suciamente cerradas
Nomenclatura de la pesadilla
Una única gota de orina en la acera
Se alargan todos los hocicos
Caos de miembros rotos
Paredes movedizas
Soles
Adoquines sangrientos que lanzan manos ciegas
En la mayonesa
En el lodo
En la cloaca familiarmente abierta de par en par
En todo lo que se nombra y no se atreve a mostrarse
Dentro de mí tirita el árabe a cada peldaño de carne
Sumisa
Capaz de esperar mucho tiempo la triste arboladura prometida
Saludad oh amigos míos a la muerte sus huidas sus fusiones
Sólo para ella casi no hay zonas prohibidas
En la hoguera del amor pasión
Después
Cuando llega la noche
La noche la noche la tormenta
Vuelvo a mi juventud
El fósforo desenfrenado
El calor bestial
Las olas de la venganza permitida
La arena
El bostezo de la noche frágil
El éter
A la hora en que París se enciende
El animal libre corre aún bajo nuestros faros
El alma deliciosa
Allá en la carretera sexo sutil del desierto
La hermosa manzana velada ya no vomita su gusano
Claro de luna
Soy judía es verdad
Puedo aprender la libertad en la calle
Donde la infamia se pavonea
Maldigo en mí a la mujer que acepta
El rostro triangular del candado
Silencio
Escupo sobre los que escuchan
Detrás de sus pupilas nítidas
Sus braguetas pisadas por demasiados cerebros chiflados
Sus puertas suciamente cerradas
Nomenclatura de la pesadilla
Una única gota de orina en la acera
Se alargan todos los hocicos
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* “LOS POEMAS COLGADOS”
NOTA de Eloísa Otero e Ildefonso Rodríguez: Esta sección quiere ser una Miniantología (que puede alargarse hasta donde nos den las fuerzas y las ganas). Un doble criterio nos guiará: El primero, serán poemas que los autores no podrían colgar por sí mismos, por ser ya de aquellos que Joyce sin más llamó fantasmas (“… alguien que se ha desvanecido hasta ser impalpable, por muerte, por ausencia, por cambio de costumbres”). O por decirlo con Quevedo, en nuestra Miniantología viviremos “en conversación con los difuntos”. Y segundo: nuestros propios gustos, que ojalá sepan recoger el hermoso Babel de lenguas de la poesía, la Gran Republicana.
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