Quebrándose en la herida cerrada en el fondo del cielo,
Saint-Pierre,
sobrevive Ludger Sylbaris
del que apenas hay postales ni consta que pudiera haber nacido
antes de la escupida incandescente de todas las montañas:
el único preso de la ciudad de Saint-Pierre
se mira las manos impacientes de espuma,
voltea las nubes y las vuelve añicos
para luego entregarse a la piel de las tormentas.
poesia en la calle, desde la calle, la palabra tomando la palabra, la palabra es lo unico que sigue siendo de todos pero sobre todo alcanza su maximo poder en boca de la pobreza. La poesia es nuestra arma favorita. Los poetas, nuestros destiladores magnificos.
jueves, 1 de octubre de 2009
Enrique Falcón recitando en Barcelona
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