Presentamos la poesía de Eduardo Hidalgo (Huixtla, Chiapas, 1963). Es poeta y narrador. Ha merecido el Premio Estatal de Poesía Ydalio Huerta Escalante, el Premio Regional de Poesía Rodulfo Figueroa y el Premio Sureste de Poesía Roberto López Moreno. Su último poemario es Terminará en Lágrimas (2008).
NUBES (1)
A Gustavo Ruiz Pascacio
A las 10:20 de la mañana del día 3 de abril,
instalado en la espera de que caiga alguna idea
percibo una realidad:
dos nubes me miran,
me admiran,
se admiran de mí.
Las oigo hablar,
decir que soy irrepetible,
que la postura que adopto en el balcón nunca es la misma
para la siempre diferente manera de mirarlas.
Que la postura que adopto en el balcón
nunca es la misma.
Que la postura, que el balcón, que la mirada…
Pobres nubes de ciudad que no me saben leer.
RESTOS
A Silvia Camerotto
Un enfermo de gravedad se masturba
para dar señales de vida
ENRIQUE LIHN
Abro otra vez el libro que nunca escribo y aparece —terca— la misma sentencia:
“Un hombre que cae está enfermo de gravedad”.
Y es ahora que la noche me devora,
me devana y deshilacha y muele y duele de la piel a la médula,
y me vienen palabras como enjambres de demonios, como títulos de nada,
y voy hacia el vacío poblado de esos restos:
“Huesos de noches de osada ternura”
“Pontificada deslealtad a la suma de todos sus plagios”
“Ausencia adjetivada a tientas”
“Hombre atrapado en flagrancia en el anuncio de lo sucio de su sino”
“Manual para alternar las sombras con los restos de una niñez unida a los
barrancos del desgano”
“Precaución: héroe temeroso jugando un papel temerario”
“Precaución: pequeño dios depositando ecos en la blanca tersura de los
grabados del papel sanitario”
Silencio. Silencio.
Bloques de soledad donde el silencio asesina decisiones.
ODD MAN OUT
A Mario Alberto Bautista
Bueno. Ahora escribiré las palabras para que te entretengas con el ejercicio
de subrayar.
Punza la herida futura en la muñeca izquierda.
Viene del corazón la señal, la leña con que pondré al aire este mensaje de
humo.
La soledad amañada, la mañana soleada, la saña y nada nada nada nada.
Nada nada.
Nada nada nada nada nada.
Subraya la palabra que no corresponda:
nada nada nada nada nada nada todo.
Sí, subraya todo,
encierra en un círculo lo no encerrable.
(La seña.
La herida futura en la muñeca izquierda. Punza).
Aquí me quedo.
DE CABEZA
A Cecilia Romana
un bello espectáculo y un punto a favor de la exactitud
de la mecánica celeste
ENRIQUE LIHN
Me gustaría tener una tristeza
—víctima embellecida, como sugiere Lihn—,
exhibida en pantallas gigantescas en parques, en plazas, en grandes estadios,
cayendo
cabeza abajo;
una tristeza con todo y su música de fondo destinada en principo al efecto en
nosotros,
sufriéndolo ahora para nuestros ojos,
como gran estrella.
Qué ironía: estar pendientes, después del anuncio por red nacional;
qué morbo: no querer perdernos de verla cayendo a todo color,
alta, hermosa raya de estrella fugaz,
notoria desde muchos puntos.
Me alegra pensar en cómo lo tomarían aquellas
mujeres que lloran frente al televisor:
tía Concepción, mi prima Lupita.
A mamá le encantaría. Tendríamos, entre todos,
una gran pesada tristeza
despeñándose.
Seguramente nos alegraría
a todo color:
rápida raya de estrella fugaz,
cayendo
lejos de la multitud,
no sobre ella.
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