martes, 12 de mayo de 2009

Una version de KUBLA KHAN, de Coleridge

NO SE PUEDE VIVIR SIN AMAR - la luz de los ciegos
Kubla Khan

EN Xanadú, Kubla Khan

mandó que levantaran la cupula magnifica:

allí donde discurre Alfa, el río sagrado,

por cavernas que nunca ha sondeado el hombre,

hacia un oceano que el sol jamas alcanza.

Dos veces cinco millas de tierra muy feraz

ciñeron de altas torres y murallas:

y había jardines de respalndecientes rios,

donde, fertil, el árbol de incienso florecía,

y bosques milenarios como las colinas

abrazaban los rincones de verdes solares.

¡Oh sima de misterio, que se abría

bajo las verdes lomas, avanzando entre los cedros!

Era un lugar salvaje, tan sacro y hechizado

como el que frecuentara, bajo menguante luna,

una mujer, gimiendo de amor por un espíritu.

Y del abismo en ebullicion y con fragores

sin fin, cual si la tierra jadeara,

hízo que brotara un manantial caudalosa,

entre cuyo fluir veloz e intermitente

se entremezclaban fragmentos enormes, a manera

de granizo o de mieses que el trillador separa:

y en medio de aquella danza de rocas, para siempre,

se presipito aquel rio sagrado.

Cinco millas de serpiente, como en un laberinto,

siguió el sagrado río por valles y riscos,

hacia aquellas cavernas que no ha medido el hombre,

y se hundió con estruendo en un mar sin vida:

y en medio del fragor, oyó Kubla, lejanas,

las voces de otros tiempos, augurio de la guerra.

La sombra de la cúpula deliciosa flotaba

encima de las ondas,

y allí se oía aquel rumor mezclado

del agua y las cavernas.

¡Oh, singular, maravillosa fábrica:

sobre heladas cavernas la cúpula de sol!

Un día, en mis ensueños,

una joven aparecia con un salterio

procedente de Abisinia

y aquella doncella pulsaba el salterio;

cantando las montañas de Aboré.

Si revivir lograra en mis entrañas

su música y su canto,

tal fuera mi delicia,

que con la melodía potente y sostenida

alzaría en el aire aquella cúpula,

la cúpula de sol y las cavernas de hielo.

Y cuantos me escucharan las verían

y todos clamarían: «¡Deteneos!

¡Ved sus ojos de fuego y su cabello loco!

Tres círculos trazad en torno suyo

y los ojos cerrad con sagrado miedo ,

pues se nutrió con néctar de las flores

y la leche probó del Paraíso».


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