Por JAVIER DÁMASO
últimoCero
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Ángela Figuera Aymerich fue una poeta española (Bilbao,1902 – Madrid, 1984) perteneciente a la poesía social española de posguerra. No es una desconocida en los círculos literarios, pero no ha traspasado la barrera hacia la divulgación. Su poesía fue reducida por la crítica franquista a un canto a la maternidad, silenciando su carga erótica y liberadora de la posición de la mujer en el mundo.
Poesía intimista en algunos casos y marcadamente social siempre, hedonista en no pocas ocasiones, que soslayó la censura con dificultad (y alguna ayuda e influencias buscadas para evitar malas sorpresas), pasó de unas formas poco arriesgadas (Mujer de barro, 1948; y Soria pura, 1949) a una expresión poética de mayor riqueza, donde se inserta el poemario objeto de publicación, Toco la Tierra (1962). En 1958 había ganado el premio de la Unión de Intelectuales Españoles en México con su poemario Belleza cruel, que se publicó con un elogiosísimo prólogo de León Felipe, en el que hablaba de los poetas que se habían quedado en la España franquista cantando “con esperanza, con ira, sin miedos”.
Toco la Tierra sería su último libro de “poesía mayor”, con el eco de la guerra y el sentimiento de los vencidos, con el clamor, como se ha dicho, de la “sangre vertida”.
Sirva como ilustración de estilo el hermosísimo y escalofriante poema que da título al libro, “Toco la Tierra”.
TOCO la tierra. Toco
la tierra: palpo, siento
su centro visceral; busco el origen
el núcleo; la raíz de la cadena.
Toco la tierra. Miro: cuerpos, rostros,
frentes de piedra, corazones
como carbones encendidos.
Manos abiertas como rayos;
puños cerrados como balas;
curvas espaldas de labriegos;
torsos batidos como yunques;
brazos de roble incorruptibles;
piernas de acero verticales
apisonando los guijarros.
frentes de piedra, corazones
como carbones encendidos.
Manos abiertas como rayos;
puños cerrados como balas;
curvas espaldas de labriegos;
torsos batidos como yunques;
brazos de roble incorruptibles;
piernas de acero verticales
apisonando los guijarros.
Toco la tierra. Ahondo: descubro los cabellos
de los adolescentes y las tiernas muchachas
que crecen a escondidas moviendo las arenas.
de los adolescentes y las tiernas muchachas
que crecen a escondidas moviendo las arenas.
Toco la tierra: dientes
de niño, pies de niño,
ojos de niño desgranados.
de niño, pies de niño,
ojos de niño desgranados.
Toco la tierra: vientres
robados de las madres que yacen entreabiertos
como vacías conchas.
robados de las madres que yacen entreabiertos
como vacías conchas.
Toco la tierra. Escucho: son labios, son gargantas,
son lenguas; oigo voces,
palabras, besos, gritos, antiguas contraseñas.
son lenguas; oigo voces,
palabras, besos, gritos, antiguas contraseñas.
Toco la tierra. Espero con voluntad paciente,
el brote incontenible de lo que está escondido.
El lento levantarse
de la segura, auténtica cosecha.
el brote incontenible de lo que está escondido.
El lento levantarse
de la segura, auténtica cosecha.
El martes 30 de junio, en el Salón de Grados de la Facultad de Derecho, y al amparo del Ateneo Republicano de Valladolid, presentarán el libro Javier Campelo Bermejo, editor de Editorial Páramo;Javier Barrio González, profesor titular de literatura en el IES de Boadilla del Monte; Máximo Trueba, profesor y co-editor de Editorial Páramo; y Jorge González del Pozo, profesor de Literatura, Cultura y Cine españoles en la Universidad de Michigan (Detroit, USA) y co-editor de Editorial Páramo.