miércoles, 15 de junio de 2016

“Nadie escucha a nadie escucha a nadie”. Joyce Mansour | Tam-Tam Press

“Nadie escucha a nadie escucha a nadie”. Joyce Mansour | Tam-Tam Press

NADIE ESCUCHA A NADIE ESCUCHA A NADIE



  "LOS POEMAS COLGADOS"



Joyce Mansour (1928-1986)

Joyce Mansour (1928-1986)
Continuamos en TAM TAM PRESS con la sección de poesía antológica, denominada “LOS POEMAS COLGADOS” *, con textos de poetas muertos escogidos por Ildefonso Rodríguez y Eloísa Otero. El sexto autor que llega a esta sección es la poeta surrealista de origen egipcio y expresión francesa Joyce Mansour (Inglaterra, 1928-París, 1986). Amiga cercana de André Breton, colaboró en “Le surréalisme, même” y en el catálogo de la Exposición Surrealista de 1959-1960. Es una de las voces femeninas más decisivas de la poesía francesa, marcada por un erotismo sombrío, corroído por el humor. Su toma de partido por “la vida inmediata” se revela también en su carrera deportiva: fue especialista en salto de altura y campeona de carreras contra reloj. Su poesía fue ilustrada por pintores como Matta, Lam, Jorge Camacho, Alechinsky… Para la ocasión hemos escogido dos poemas, “La irrupción del bárbaro” y “Nadie escucha a nadie escucha a nadie”, traducidos por Ildefonso Rodríguez.
Joyce Mansour (1928-1986)

Joyce Mansour (1928-1986)
LA IRRUPCIÓN DEL BÁRBARO
Presiento mi muerte próxima

Aquí en el sofá sembrado de píldoras

Entre la leña seca

Y la consola vanidosa con florones muy dorados

Tu pulgar atravesará la película

Acosará al fugitivo con su pelliza almizclada tensa de carne rosa

Sé que acabaré llorando antes de que termine la cena

No quiero despertarme sola en el sofá

Perdida
* * *
NADIE ESCUCHA A NADIE ESCUCHA A NADIE
Fulgurantes caballos salvajes de Europa

Caos de miembros rotos

Paredes movedizas

Soles

Adoquines sangrientos que lanzan manos ciegas

En la mayonesa

En el lodo

En la cloaca familiarmente abierta de par en par

En todo lo que se nombra y no se atreve a mostrarse

Dentro de mí tirita el árabe a cada peldaño de carne

Sumisa

Capaz de esperar mucho tiempo la triste arboladura prometida

Saludad oh amigos míos a la muerte sus huidas sus fusiones

Sólo para ella casi no hay zonas prohibidas

En la hoguera del amor pasión

Después

Cuando llega la noche

La noche la noche la tormenta

Vuelvo a mi juventud

El fósforo desenfrenado

El calor bestial

Las olas de la venganza permitida

La arena

El bostezo de la noche frágil

El éter

A la hora en que París se enciende

El animal libre corre aún bajo nuestros faros

El alma deliciosa

Allá en la carretera sexo sutil del desierto

La hermosa manzana velada ya no vomita su gusano

Claro de luna

Soy judía es verdad

Puedo aprender la libertad en la calle

Donde la infamia se pavonea

Maldigo en mí a la mujer que acepta

El rostro triangular del candado

Silencio

Escupo sobre los que escuchan

Detrás de sus pupilas nítidas

Sus braguetas pisadas por demasiados cerebros chiflados

Sus puertas suciamente cerradas

Nomenclatura de la pesadilla

Una única gota de orina en la acera

Se alargan todos los hocicos
— — — 
* “LOS POEMAS COLGADOS”
NOTA de Eloísa Otero e Ildefonso Rodríguez: Esta sección quiere ser una Miniantología (que puede alargarse hasta donde nos den las fuerzas y las ganas). Un doble criterio nos guiará: El primero, serán poemas que los autores no podrían colgar por sí mismos, por ser ya de aquellos que Joyce sin más llamó fantasmas (“… alguien que se ha desvanecido hasta ser impalpable, por muerte, por ausencia, por cambio de costumbres”). O por decirlo con Quevedo, en nuestra Miniantología viviremos “en conversación con los difuntos”. Y segundo: nuestros propios gustos, que ojalá sepan recoger el hermoso Babel de lenguas de la poesía, la Gran Republicana.

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